viernes, 6 de mayo de 2016

Guerra de Independencia cubana



La Guerra de Independencia de Cuba (o la Guerra de 1895) es el nombre con el que se conoce a la última guerra por la independencia de los cubanos contra el dominio español y se trata de una de las últimas guerras americanas contra el Reino de España. La guerra se inició el 24 de febrero de 1895 en un levantamiento simultáneo de 35 localidades cubanas, en el Grito de Oriente (antes conocido como Grito de Baire) y terminó en 1898 con la rendición del ejército colonial español ante el avance militar estadounidense, con la asistencia y el apoyo de los mambises (miembros del ejército independentista cubano) en la conocida generalmente comoGuerra hispano-estadounidense (llamada «Guerra hispano-cubano-estadounidense» dentro de la isla).El 24 de febrero de 1895, por órdenes de Martí se levantan 35 aldeas en el Oriente de Cuba en lo que se ha dado en llamar el Grito de Oriente. Las autoridades lograron descabezar la insurrección en las cuatro provincias occidentales, con la detención de Julio Sanguily y José María Aguirre Valdés. La capital del Estado envía a la provincia sublevada 9 000 hombres, suspende las garantías constitucionales y aplica censura a la prensa. El 21 de marzo Antonio Cánovas envía otros 7 000 hombres y nombra a Arsenio Martínez Campos, artífice de la Paz de Zanjón, Capitán General de Cuba.

Con la experiencia de la Guerra de los Diez Años, un mayor apoyo de las fuerzas políticas y una mayor conciencia nacional, los secesionistas concibieron la campaña "Invasión al Occidente" que tenía el fin de tomar ese sector de la isla. No fue fácil someter el Oriente de Cuba, en donde las fuerzas realistas tuvieron grandes aprietos para contener a los secesionistas. Sin embargo, José Martí y Antonio Maceo murieron en la contienda: Martí casi al inicio de la guerra (19 de mayo del 1895). Maceo pudiera ser que muriera en una emboscada, pero que él mismo tenía preparada al ejército español, según se desprende de la hoja de servicios del subteniente D. José Muñoz Gutiérrez, sargento en aquella época, y cuyas operaciones desde el 22-10-1896 en Artemisa y Heras, y posteriormente en la trocha de Mariel a Majama hasta el 23-12-1896 en Pinar del Río, incluyendo la derrota de Maceo, y que le valieron al citado sargento, la consecución de dos cruces de plata al mérito militar con distintivo rojo.

Entre las victorias obtenidas por los soldados secesionistas se destaca el cruce de Trocha de Júcaro a Morón en lo que actualmente es la provincia de Ciego de Ávila, casi al centro del país con el objetivo de impedir el cruce de las tropas libertadoras hacia el occidente.

La primera era una cadena de fuertes y tropas realistas que se extendía de El paso de dicha trocha representaba no sólo una necesidad para el cumplimiento de la Campaña de liberación del Occidente, sino además una victoria que demostraría el desarrollo militar de los insurgentes. Generalizada la rebelión en toda la isla, el gobierno central de Madrid destituyó al general Martínez Campos y decidió enviar a la isla al general Valeriano Weyler. Este último llevaría a cabo una guerra atroz en su afán de derrotar a los independentistas cubanos. Con un cuarto de millón de hombres, el general Weyler se propuso acabar la guerra en un periodo de 24 meses. Una de sus medidas sería colocar a los habitantes rurales en campos de concentración para de esta manera privar a los sublevados del apoyo del campesinado. Se calcula que murieron unos cien mil cubanos en dichos campos de concentración debido al hambre y las enfermedades. Pero a pesar del incremento constante de tropas españolas, la política de reconcentración y la abrumadora superioridad de su ejército, Weyler fue incapaz de derrotar a los rebeldes cubanos. Estos, conocedores del terreno y movidos por el espíritu secesionista llevaron a cabo una eficiente guerra de guerrillas consistente en operaciones ofensivo-defensivas que fueron desgastando al ejército español paulatinamente sin que este pudiera obtener resultados favorables, a pesar de contar con los mejores medios militares como líneas de fortificación, ferrocarriles, vigilancia de las costas y el armamento más moderno de la época. Para finales de 1897, el gobierno español se encontró con las arcas vacías y con un ejército agotado por las enfermedades tropicales y la resistencia de los rebeldes. El presidente Sagasta decidió finalmente destituir a Weyler en favor del general Ramón Blanco y Erenas, tanto por el costo político de su modo de hacer la guerra, como por su fracaso militar al no poder derrotar a los rebeldes.

Para comienzos de 1898 el gobierno de los Estados Unidos reclamaba que la guerra afectaba sus intereses y le exigió a España reformas para lograr la paz. El gobierno central otorgó a Cuba la autonomía, e inició una serie de reformas políticas y declaro un armisticio, pero los rebeldes cubanos declararon que ya era demasiado tarde para un arreglo pacífico y aseguraron que solo se detendrían hasta lograr la independencia. El acorazado estadounidense Maine, que estaba de visita en la Bahía de la Habana, explotó. Ante esta situación Estados Unidos acusó a España de agresión y anunció una guerra inminente. Ante la amenaza, el Capitán General de Cuba, Ramón Blanco, le propuso al General Máximo Gómez, líder de los rebeldes, una alianza para enfrentar a los norteamericanos[cita requerida]. El general Gómez se negó rotundamente y recibió órdenes del gobierno rebelde de apoyar al ejército estadounidense para lograr finalmente la sedición de Cuba respecto de la Corona de España. 

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